"Lucho por ser Pichichi, pero sin obsesión". Esas declaraciones de Cristiano Ronaldo parecen ir en favor del reconocimiento de unos compañeros que no se cansaron de buscarle en el área contraria, incluso cuando la situación requería que alguno de ellos acabara la jugada. No sé si habría unas órdenes claras del entrenador al respecto, pero me hubiera gustado comprobar si Mourinho habría seguido con su compatriota el mismo ejemplo que hace dos años con Ibrahimovic.
En esa comparación eterna entre Real Madrid y Barça, parece haber cobrado fuerza la corriente de pensamiento que defiende la necesidad de colocar a Míchel al frente del Real Madrid y que sea este técnico el que haga una labor similar a la de Pep Guardiola. Es decir, apuesta por el fútbol de toque y la cantera.
No seré yo el que reste méritos al todavía entrenador del Getafe, pero aprovechando la visita del equipo azulón esta noche al Bernabéu, creo conveniente diferenciar entre Míchel y Guardiola, o lo que viene a ser lo mismo, desmontar el mito de que el ex centrocampista es el candidato ideal al banquillo del Real Madrid.
Para empezar, es cierto que Guardiola tomó el mando del primer equipo con escasa experiencia. Sólo había logrado el ascenso del filial de Tercera a Segunda B, pero durante su etapa de formación como técnico viajó por casi todo el mundo para conocer las técnicas de los mejores entrenadores del mundo, Mourinho incluido. Míchel cuenta con más experiencia, pero su paso por Rayo y Castilla no es recordado precisamente por los éxitos.
Por eso, cuando esta noche Míchel se siente en el banquillo de visitante y alguno se atreva a lanzar la teoría de que debería estar en el asiento de Mourinho, antes debería mirarse el currículo de uno y otro, la formación que han tenido como entrenadores y su trayectoria. No dudo que Míchel tenga un sentimiento madridista más arraigado que Mourinho y que incluso conoce mejor el gusto de los aficionados y el funcionamiento de la casa blanca, pero eso no parecen garantías suficientes para asegurar su éxito como entrenador del primer equipo.
Si hay algo que se le debe reconocer a Mourinho es su capacidad para que el Real Madrid no baje los brazos incluso después de algunos golpes morales como la eliminatoria de la Champions. Los blancos fueron al Sánchez Pizjuán para sacar a relucir su orgullo y de paso dejar al aire todas las miserias futbolísticas del conjunto hispalense. En ese partido, el Madrid quiso el balón y marcó el tempo del encuentro, tal vez dándose cuenta que hay otro camino para derrocar al Barça.
Los culés tienen el título de Liga en el bolsillo, pero el Madrid ya ha dado otro golpe de efecto en el mercado de fichajes. Con el telón aún alzado del campeonato de la regularidad, los blancos han anunciado la contratación de Nuri Sahin, un joven internacional turco con buen trato del balón y que llega para apuntalar una posición en la que parecía residir el talón de Aquiles del equipo blanco.
Si a Mourinho se le acaba cayendo la venda de los ojos respecto a su teoría del doble-pivote, el Bernabéu podrá ser testigo de la recuperación de la identidad del Madrid. Durante estos últimos años, el equipo blanco ha dejado de ser el dominador de los partidos para sentirse más cómodo en su faceta de contragolpeador. Con Sahin, esas perspectivas pueden cambiar.
Se trata de un jugador nacido en Alemania, pero que al contrario que Özil ha elegido defender los colores del país de sus padres, Turquía. Su talento ya llamó la atención tanto en Europeo sub-17 como en un Mundial de la misma edad. Esa zurda elegante igual daba un pase genio que marcaba un gol al alcance de muy pocos. Pero los años pasaban y Sahin no daba ese salto que le hiciera quitarse la etiqueta de promesa. Entonces llegó su cesión al Feyenoord. De la mano de Van Maarwijk, Sahin maduró y se hizo en el futbolista que años después ha guiado al Dortmund a recuperar el trono de la Bundesliga.
Pero, ¿qué puede aportar Sahin al Real Madrid? Con la llegada de este zurdo de 22 años, Mourinho tendrá a sus órdenes a un jugador con una trayectoria similar a Pirlo, es decir, comenzó como mediapunta pero ha acabado retrasando su posición para poner su visión de juego al servicio de todos sus compañeros, no sólo de los delanteros. Su golpeo a balón parado es sublime y gracias a su experiencia en una liga tan física como la alemana, también asume las labores propias de un mediocentro como el esfuerzo y la recuperación de balón. Joven, con calidad, buen trato del balón, ganas de triunfar y muy económico. A primera vista, un fichaje acertado.
La paranoia conspiratoria se ha instalado definitivamente en el Real Madrid. Después de unos años sospechando de la actitud arbitral respecto al Barcelona, la llegada de Mourinho a Chamartín ha sido la gota que ha colmado el vaso. Como dije el otro día, creo que es obvio que los colegiados han perjudicado a los blancos en esta eliminatoria, pero más allá de eso, hay unas razones deportivas por las que los merengues verán la final de Wembley por televisión y es ahí donde se debe poner el acento si no se quiere pasar otro año sin Liga ni Champions y con tensión y polémicas.
Hay una ley no escrita en el fútbol que parece cumplirse a rajatabla cada vez que la actualidad da una tregua. Si llega el verano, hay partidos de selecciones o algún club importante se despide de un título, rápidamente comienzan a salir listas de altas y bajas de cara a la próxima temporada. Esto es lo que ha sucedido una vez que el Madrid ha dicho adiós a la Liga de Campeones.
Se acabó. El sueño de lograr la 'Décima' en Wembley pasó a mejor vida con un Madrid que dejó una imagen más digna que en el partido de ida. Al final, las dos caras de la moneda: por un lado, los jugadores del Barça manteando a Abidal, por el otro, los del Madrid 'rajando' de la actuación de De Bleeckere.
La rigurosa expulsión de Pepe y todos los incidentes del partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones dejaron en un segundo plano las diferencias entre el juego del Real Madrid y del Barça. Los dos goles de Messi dejaron a los culés con un pie en la final de Wembley, pero los blancos no quieren, o quizás no pueden, tirar la toalla. La historia, las exigencias sempiternas de victoria y el hecho de tener la Liga muy lejos hacen que Mourinho y los suyos se lo jueguen todo a una carta.
Hace poco tiempo Juanma Lillo utilizó una expresión, "la guarnición se ha comido el solomillo", para describir lo que estaba sucediendo en el fútbol actual. Lo importante ya no es lo que sucede en el terreno de juego, sino todo lo que pasa antes y después de los partidos, incluidas ruedas de prensa, el verdadero cultivo de información para muchos medios de comunicación.
Todos los focos estaban puestos en el Santiago Bernabéu. Madrid y Barcelona dirimían el primer pulso de una eliminatoria que debería haber colocado al fútbol español como objeto de envidia de todo el continente. Tras el partido de ida, el balompié nacional no puede presumir sino más bien sentir vergüenza por todo lo siguiente:
Las numerosas etapas de montaña que están teniendo que afrontar Real Madrid y Barça en los últimos días parecen estar pasando factura. Todavía quedan varios puertos para acabar la etapa reina, pero el ritmo del pelotón empieza a dejar damnificados por el camino. Unos, como Iniesta o Carvalho volverán a estar con el grupo principal, mientras que otros como Khedira lo tienen complicado para volver antes de que termine la temporada.
De punta en blancoes un blog escrito por Francisco Quirós Soriano (Ávila, 1982), responsable de la sección de Deportes del semanario 'Gente'. Esta bitácora pretende ser un punto de encuentro para para los seguidores del Real Madrid y del fútbol en general. Bienvenid@